Si bien es cierto que todos los países están afrontando los retos relacionados con la pandemia, no solo en materia económica sino también en materia de salud pública, no todos los países -inclusive dentro del mismo continente- se encontraban en la mejor forma para afrontar el reto global de la pandemia del COVID-19. Es el caso de Colombia y su activo panorama político y económico que experimentó durante los últimos 5 años.
Sabemos que Colombia inclusive años después de la firma del acuerdo de paz, sigue siendo el primer productor y exportador global de cocaína de acuerdo con fuentes oficiales no solo de Colombia sino de Estados Unidos y diversas organizaciones internacionales. A pesar de la entrada de Colombia en el 2020 a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Colombia sigue siendo un país de ingreso medio-alto, pero con grandes retos en el ámbito social, y con un legado de desventaja asociado al conflicto interno que afectó al país durante décadas.
El producto bruto interno per cápita de Colombia, de acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, alcanza los USD$6.400, una población que para el 2020 espera superar los 50 millones de habitantes, y una tasa de incidencia de pobreza que desde los años 2000s empezó significativamente su reducción; pasando del 49.7% en el 2002, al 28% en el 2016. Inclusive, en el año 2016 Colombia fue escogido por la prestigiosa revista The Economist, como ‘el país del año’ reconociendo los esfuerzos por avanzar los acuerdos de paz, y los retos que política y socialmente esto representaba. Así mismo, en el 2017 Colombia fue seleccionado como el segundo mejor país para visitar por Lonely Planet.
Si bien Colombia ha experimentado grandes cambios en su política interna y ha respondido a los retos que trajo la globalización a finales de los años 90 y principios del nuevo milenio, aún con su conflicto armado interno, el país aún enfrenta grandes retos en materia de percepción internacional; para muchos Colombia es un país con una reputación de violencia que hasta hace poco Colombia ha empezado a cambiar u atender. Así mismo, Colombia siendo el vecino más cercano, y el cliente comercial más importante de Venezuela, infortunadamente, ha vivido de manera más directa el declive social interno, político y comercial de Venezuela. Denominada la peor tragedia humanitaria del continente, Colombia ha recibido aproximadamente dos millones de Venezolanos que escapan del régimen político y dictatorial de Venezuela, heredado a Nicolas Maduro, de manos de Hugo Chávez Frías. Agencias internacionales, y organizaciones no gubernamentales, resaltan la importancia de no olvidar la crisis interna de Venezuela, ya que el desplazamiento de Venezolanos a todo el continente, y en especial a Colombia, pone a este último en una situación de riesgo pues no tiene el musculo necesario para atender a la crisis humanitaria desatada por la migración Venezolana. Es necesario resaltar, sin embargo, los elogios internacionales que Colombia ha recibido, por en medio un volátil entorno social interno y retos en materia política doméstica, ha logrado atender, a algunos de los migrantes Venezolanos, siendo imposible lidiar con casi dos millones de Venezolanos migrantes en Colombia.
Dentro de los retos más importantes de Colombia durante los últimos diez años, se destaca, tras la firma del acuerdo de paz, el reto de capacidad política para mantener y respetar los acuerdos de paz negociados en La Habana- Cuba, entre el Gobierno de Colombia (2010-2018) y la Guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo), y firmados en Cartagena – Colombia en el 2016. Estas negociaciones y los acuerdos, si bien causaron la admiración y el apoyo de la comunidad internacional, al gobierno de turno y al país en general (inclusive el Premio Nobel de Paz fue otorgado al Presidente Juan Manuel Santos Calderón en el año 2016 por su gestión para lograr la paz e intentar acabar con el conflicto), también causaron una neblina política interna que llevó a la sociedad civil en Colombia a decidir entre apoyar o no los acuerdos de paz, una polarización entre el sí y el no, una polarización que hasta el día de hoy mantiene el discurso político en Colombia, exigiendo en el mismo modo, cambios a los acuerdos desde quienes están en la orilla del no, y respeto a los acuerdos para quienes están la orilla del sí y apoyaron el proceso de paz.
Al igual que el resto del mundo, Colombia ha sido fuertemente afectada por la crisis desatada por la pandemia del COVID-19; no en solo términos económicos; Colombia a Julio 2020, es uno de los países con mayor tasa de crecimiento de contacto (de acuerdo con Johns Hopkins University & Medicine) y el número de muertes por día ha incrementado cada día durante los últimos 30 días.
Los retos desatados por la pandemia del COVID-19, ponen a Colombia en una posición de ‘cuidados intensivos’; una situación que es agravada por la crisis humanitaria Venezolana, el incremento en la producción de hojas de coca al interior del país, y el accionar delictivo de los carteles narcotraficantes, el debate político y cívico sobre el acuerdo de Paz, además de los retos heredados en materia de acceso a la educación, a oportunidades laborales, sobre reforma o no reformas fiscales, corrupción agravada, entre muchos otros. La posición de ICU (siglas en inglés para abreviar Unidad de Cuidados Intensivos) de Colombia se agrava al dejar de percibir ingresos por materia de turismo, la cual era una de las industrias clave para el crecimiento económico del país proyectado para los próximos diez años, así como las remesas internacionales, y lo proyectado en materia de inversión extrajera directa. Sin mencionar a cabalidad, el delicado estado de los acuerdos de Paz firmados con el ahora partido político FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común) que ponen a la comunidad internacional y a las potencias políticas y económicas que han apoyado con recursos económicos el desarrollo e implementación de los acuerdos, con una excusa perfecta para redireccionar esos fondos de los acuerdos a atender temas de la pandemia.
Es necesario generar conciencia del delicado estado de Colombia para responder a los retos derivados de la pandemia, Colombia venia saliendo de un ajetreado ejercicio político con el acuerdo Paz, sumando el manejo que Colombia le dio a la crisis migratoria Venezolana que dió como resultado que el país no estuviera en su mejor forma para responder a los efectos y los coletazos -aún por venir-de la pandemia. Es necesario recordar la necesidad de apoyar internacionalmente a este país a superar sus retos y acompañar a Colombia no solo a la transición política sobre los acuerdos de Paz, pero también sobre los efectos desatados de la pandemia. Estados Unidos y la Unión Europea grandes potencias políticas y económicas que apoyaron a Colombia durante el proceso de negociación de los acuerdos de Paz, no deben olvidar el estado en el que el país empezó a afrontar la crisis, en momentos como los actuales, estas potencias deben tener a Colombia presente en su política y estrategias de cooperación internacional, ya que el país se encuentra en un delicado estado no solo por los efectos relacionados con la pandemia pero también internamente por los efectos del costoso ejercicio político de los acuerdos de Paz.

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